De Última

borarte de magia

miércoles, abril 06, 2005

Un viejo, un tipo relativamente joven y yo, esperando el 42 desde hace media hora.

El viejo se queja, yo lo consuelo: "el 42 simpre tarda a esta hora". Me ignora, sigue puteando.

La paciencia se agota y el tipo joven decide parar un taxi; le pregunta al viejo hasta donde va; acuerdan dividir el precio entre los dos. No me miran, ni siquiera tienen la delicadeza de consultarme por mi destino.

Suben, arrancan, se van...


Desde la vez que me negaron la entrada a un boliche por estar en Topper que no me sentía tan discriminado.